La educación ética, eje del taller del KAICIID en Indonesia

11 Octubre 2022

La importancia de integrar la educación ética en los planes de estudio mundiales fue el tema central de una serie de talleres codirigidos por el KAICIID en Indonesia la semana pasada.

En el marco de una nueva beca piloto desarrollada en colaboración con la UNESCO, Arigatou International, la Fundación Guerrand-Hermès para la Paz y el Comité Superior de Fraternidad Humana, el evento de formación reunió a decenas de funcionarios públicos que trabajan en los ministerios de educación de Asia Meridional, el Sudeste Asiático y África Oriental.

La Beca de Educación Ética, título oficial del programa, está concebida para responder a la necesidad de una mayor inversión en educación ética en los sistemas de enseñanza formal de todo el mundo. La beca ha sido creada para desarrollar la capacidad de los profesores de fomentar relaciones positivas y capacitar a sus alumnos para que participen en sociedades más inclusivas, armoniosas y resistentes.

La importancia de la interconexión

Reunidos en la ciudad indonesia de Yogyakarta, 28 funcionarios públicos que trabajan en los ministerios de educación de Nepal, Bangladesh, Kenia, Indonesia, las Seychelles y Mauricio, participaron en seminarios de formación, talleres y visitas a lugares dirigidos por profesionales y expertos de las cinco organizaciones coanfitrionas.

Al inaugurar la primera jornada de formación, el Dr. Rachmadi Widdiharto, director de Profesores de Educación Primaria de Indonesia, destacó la importancia fundamental de anclar la ética en los sistemas educativos mundiales.

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“Se espera que este programa de becas pueda transformar nuestra mentalidad para convertirnos en agentes de cambio, [y] así los espíritus, los valores de la educación ética, puedan ser transmitidos a otros profesores [de todo el mundo] y difundidos a nuestros alumnos, y [por tanto], al final, habremos creado la paz mundial", dijo el Dr. Widdiharto.

La importancia de la interconexión también fue señalada por María Lucía Uribe, directora de Arigatou International Ginebra, en su discurso de apertura.

“La educación de hoy en día tiene que ayudar a fomentar la interconexión. En el centro de nuestras interacciones con los demás se encuentra la necesidad de interconectar y relacionarse de manera significativa con otras personas".

En el mundo digital moderno, formar estas conexiones puede ser difícil. Sin embargo, con el avance de la globalización, también hay un enorme potencial de aprendizaje y colaboración entre personas de diferentes orígenes, pero sólo si los profesores tienen las habilidades necesarias para reunir a los alumnos en el espíritu de la fraternidad humana.

El diálogo es vital

A lo largo de los ocho días de formación, los 28 becados recibieron los conocimientos pedagógicos y las herramientas necesarias para elaborar e impartir programas eficaces de educación ética en sus países de origen. Facilitar el diálogo intercultural e interreligioso en un contexto educativo es un componente clave, ya que, como explicó Mike Waltner, director del Programa para Asia del KAICIID, el diálogo es vital para descubrir áreas comunes entre individuos pertenecientes a diferentes tradiciones.

“El diálogo proporciona una forma positiva de que los alumnos se encuentren con las diferencias religiosas y culturales de forma respetuosa y de que identifiquen las áreas comunes en las que trabajan juntos para hacer un mundo mejor", dijo Waltner. "Los procesos de diálogo interreligioso e intercultural son, por tanto, un pilar central de la educación ética".

Erica Derjacques-Inacio, participante en representación del Ministerio de Educación de Seychelles, también reflexionó sobre el carácter crucial del diálogo en el espacio educativo.

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    "Más que nunca, necesitamos sentarnos a la mesa sin ningún tipo de prejuicio", dijo Derjacques-Inacio. "El diálogo para nosotros es vital, no sólo con las diferentes religiones, sino también con las diferentes teorías, porque dentro del sistema educativo se plantean diferentes teorías, y a veces hay choques de esas teorías, y eso puede impedir que la educación ética se aplique realmente con cuidado."

Aplicación de técnicas pedagógicas transformadoras

Además de promover el diálogo, los becarios debatieron por qué hay que situar a los niños en el centro del aprendizaje, mostrarles cómo resolver problemas, enseñarles a pensar de forma crítica y animarlos a tener compasión por los demás. Los participantes en el taller recibieron orientación sobre cómo alcanzar estos objetivos, principalmente mediante el uso de técnicas de enseñanza transformadora que apoyen el desarrollo social, emocional y espiritual de los alumnos y, por extensión, ayuden a crear comunidades más pacíficas y cohesionadas.

Otro aspecto clave de la formación fue la elaboración de planes de acción concretos para la aplicación de programas de educación ética en los países de origen de los becarios. En este sentido, las herramientas de seguimiento y evaluación son fundamentales para poder controlar la eficacia de los cambios curriculares, algo sobre lo que reflexionó Jane Nyaga, participante del Instituto de Desarrollo Curricular de Kenia.

“Este programa nos ayudará a pasar a la siguiente fase de implementación y a ser capaces de supervisar y evaluar [y por tanto] encontrar la mejor manera de desplegar nuestro plan de estudios de educación ética", dijo Nyaga. "Además, el hecho de que [los becarios] procedan de varios países significará que podremos aprender unos de otros y apoyarnos mutuamente en lo que respecta a las mejores prácticas".

Diversidad religiosa y superación de las divisiones confesionales

Entre las sesiones de formación, los participantes visitaron varios lugares religiosos y educativos de Yogyakarta para profundizar en la comprensión de la diversidad religiosa y en cómo salvar las divisiones confesionales. 

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Yogyakarta, conocida informalmente como la "tierra de las maravillas interconfesionales", es una ciudad de muchas religiones: islam, cristianismo, budismo e hinduismo, entre otras. En julio de este año, los participantes del Programa de Becas del Sur y Sudeste de Asia del KAICIID viajaron a la ciudad para conocer mejor sus lugares de devoción y lo que significan para el diálogo interreligioso, la construcción de la paz y la resolución de conflictos.