Chantal Suissa-Runne creció en un pueblo holandés en la década de 1980 siendo plenamente consciente de que pertenecía a una minoría.
"Nos educaron en la fe judía, pero vivíamos en un entorno en el que apenas había judíos", explica. "Aprendí muy pronto a vivir entre dos mundos que hablan idiomas diferentes, lo que me hizo sensible a las necesidades de otras minorías".
Fotografía: Joost van der Vleuten para el KAICIID
Esa sensibilidad llevó a Chantal a convertirse en activista interconfesional a los 19 años de edad, cuando se trasladó a un kibutz israelí.
En una ocasión, otras personas del kibutz se opusieron a que invitara a un colega beduino a cenar en el comedor; Chantal boicoteó la cocina y comió con sus amigos árabes en el suelo de su caravana. Ellos agradecieron su solidaridad e invitaron a Chantal a una boda musulmana en un pueblo remoto del desierto.
"Fue una experiencia increíble y muy intensa de amor, amabilidad y hospitalidad a raudales. Me intrigaban mucho aquellas personas y me inspiraron para aprender más sobre el mundo", explica.
Tras volver a los Países Bajos, Chantal se unió a una organización juvenil judía que organizaba eventos interconfesionales e intercambios con grupos musulmanes e hindúes. Esa actividad la llevó a colaborar con Alianza Interconfesional en la lucha contra los prejuicios y la discriminación en las aulas holandesas, lo que más tarde le inspiró su primer proyecto social a gran escala, Get to Know Your Neighbours (Conoce a tus vecinos).
Desde aquel primer encuentro, Get to Know Your Neighbours ha organizado la visita de más de 13 000 estudiantes y profesores a sinagogas de Ámsterdam, Utrech, Enschede y Róterdam.
Fotografía: Joost van der Vleuten para el KAICIID
El objetivo es combatir los prejuicios y el antisemitismo facilitando conversaciones cara a cara entre jóvenes de diversas procedencias y las comunidades judías locales. Cada visita de 90 minutos incluye un recorrido por la sinagoga y un debate abierto sobre la cultura y las costumbres judías, que también da la posibilidad a los participantes de hablar sobre su propio patrimonio cultural. Estas conversaciones espontáneas abordan los estereotipos sin rodeos, utilizando el humor para relajar tensiones.
Chantal recuerda a una chica que entró en la sinagoga diciendo que odiaba a los judíos. Pasó de ser la estudiante que más resistencia oponía a ser la más interesada de su grupo; al final de la charla, pidió disculpas por sus comentarios iniciales y prometió replantearse sus ideas sobre las personas judías. Otro momento memorable fue cuando una profesora musulmana abrazó a Chantal al final de la visita y le dio las gracias por abrir las puertas de la sinagoga y la mente de sus estudiantes.
Como aquella profesora y Chantal saben bien, la escalada local de la tensión entre judíos y musulmanes suele coincidir con el estallido de conflictos entre Israel y Palestina en Oriente Medio. Durante uno de esos conflictos en 2012, a Chantal se le ocurrió la idea de la que surgió su siguiente gran proyecto, Mo & Moos, una abreviatura familiar de los nombres de los profetas Mahoma y Moisés.
"Estaba cansada de las discusiones y quería iniciar algo basado en una conexión real, un programa profundo cimentado en la amistad, la confianza y el liderazgo. Quería crear una nueva generación de líderes", apunta Chantal.
Diseñó Mo & Moos como una iniciativa a largo plazo que reúne a jóvenes profesionales judíos y musulmanes para luchar conjuntamente contra el antisemitismo y la islamofobia. Justo en el momento de empezar a reclutar a los participantes, estalló el conflicto de 2014 entre Israel y Gaza. Otros miembros del Grupo de Diálogo Musulmán-Judío del Ayuntamiento de Ámsterdam temieron que fuera una carga para Mo & Moos, pero Chantal lo consideró una oportunidad.
El programa intensivo de 18 meses que organizó Chantal reunió a ocho musulmanes y ocho judíos de orígenes muy distintos y con diferentes relaciones con su fe. Los integrantes, entre los que había estudiantes, empresarios, profesionales, periodistas, profesores y representantes de grupos de la sociedad civil y la política, aprendieron técnicas de diálogo y debatieron sobre temas candentes como la libertad de expresión, la diversidad religiosa y la situación política de Oriente Medio.
Fotografía: Joost van der Vleuten para el KAICIID
Además de compartir las clases, los miembros del programa asistieron juntos a cenas de Shabbat y llamadas a la oración musulmanas, cantaron canciones en hebreo y árabe y celebraron festividades de ambas religiones.
"Supe que mi misión como defensora de la amistad había tenido éxito cuando el activista pro-palestino más radical, que antes de unirse a Mo & Moos nunca había hablado con un judío, y uno de los participantes judíos de origen ortodoxo me llamaron para decirme que se iban juntos de vacaciones", relata Chantal.
Ahora el primero de ellos es el presidente del consejo y el segundo es el secretario de Mo & Moos, que, debido a su éxito, se ha convertido en una fundación independiente. La organización construida a partir de la visión de Chantal organiza talleres, charlas escolares y eventos que promueven la inclusividad y luchan contra la discriminación. Recientemente, los miembros se han organizado por parejas judío-musulmanas para dar la bienvenida a los refugiados sirios a los Países Bajos.